EDITORIAL

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Como docentes en formación y/o con experiencia el campo de la enseñanza, se evidencia que hace falta a nivel general el aplicar los conocimientos que adquirieren y ser más investigativos al momento que se presentan niños con necesidades educativas especiales ya sean transitorias o permanentes. A pesar de la gran cantidad de información existente y al alcance de nuestras manos, aún es bastante común en el país encontrar docentes que aplican el modelo tradicional sin tener en cuenta lo que sus estudiantes necesitan y creyendo que es la autoridad máxima que no puede ser cuestionada y quien tiene el conocimiento completo. Aún estamos enseñando a los estudiantes a que deben permanecer sentados en sus pupitres hasta por 8 horas del día, diciéndoles que hacer, como hacerlo y cuando hacerlo, cuartando de esta manera el desarrollo de la creatividad, el pensamiento crítico y el uso de nuevas formas de aprendizaje.

Por otro lado se debe considerar que la educación en nuestro país tiene lineamientos y currículos que se deben cumplir en la mayoría de las instituciones al pie de la letra y que dejan poca libertad a los profesores de implementar nuevas estrategias dentro del aula porque se consideran perdida de tiempo y o poco provechosas, también especialmente en las instituciones públicas la cantidad de estudiantes en el aula es tan alto, que dificulta el trabajo del maestro, sin mencionar la falta de recursos donde queda en evidencia la desigualdad con la que los estudiantes al finalizar su educación media (bachillerato) son evaluados todos con pruebas estandarizadas (Saber 11) que no reflejan las leyes de equidad plasmadas en la constitución nacional.

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